miércoles, 26 de diciembre de 2007

CUENTO DE NAVIDAD (PARTE II)


Aquí tenéis la segunda parte del Cuento de Navidad "LA CAVA" (http://conuvedeverso.blogspot.com/2007/12/cuento-de-navidad.html). Esta vez continúa el relato mi compañera Isabel González Domínguez, una mujer con alma de poeta, de verdad...Espero que os guste...

Por Isabel González Domínguez

PARTE II

...¡Basta! 'basta! ¡basta de tribulaciones! Es navidad.Pero ¿cómo traducir la navidad en estos tiempos?¿Cómo admitir esas representaciones dentro de una crueldad insufrible? ¿Cómo vivir, cómo sentir la paz ahí adentro si los vientos se han hecho cuchillos que azotan la piel y ciegan los ojos con ese intenso brillo? ¿Cómo acudir a un ritual efímero que ya sólo logra el acercamiento de bacterias crecidas? ¿Bultos? Que si acaso se tocan estallan en el dolor o se paralizan para no escuchar más ruido?

¿Con qué clase de artilugios hemos de parapetarnos para que pueda fluir la risa y brotar la alegría y silenciar los gemidos? Ya no es bastante soñar y soñar; el más leve acercamiento al suelo te hace morir. Y huyes de nuevo. Pero, cada día, a cada momento, se acota el terreno y ya ni siquiera queda espacio para la huida. Obligada la mente a replegarse sobre este cuerpo, queda adormecida o genera mil destellos. Limitados. Mueren. Mueren.

¿Qué hemos de celebrar? ¡Las andanzas de unos pechos plastificados para que alguien derrame sobre ellos su sarpullido? O, acaso, unos labios inflamados por el dolor que cuando encuentran otros labios sólo notan el hielo que produce el veneno de tanta sinrazón. Quizá sea motivo de celebración este círculo en el que, aprisionados todos, esbozamos nuestros anhelos que aún, en este oscuro látigo enloquecido nos atrevemos a percibir.

Creo que no tengo nada que celebrar. Que no quiero celebraciones fantasmagóricas; no quiero estar más atrapada en círculos ni cuadrados ni triángulos terrosos, la geometría está muy bien para el universo que nos sostiene pero para límites ya me detiene lo bastante este cuerpo. Quiero figurar, figurarte -parece que es lo único que se me permite-, así que caminaré por una senda sin esbozos en donde cada soplo de aire se apresure a entonar tu voz y le rogaré a una nube para que dibuje tu forma que una estrella quiso germinar-.

Tus entrañas ya están aquí adentro, junto a las mías, -ya sé que no te pedí permiso pero también sé que no te importa esa osadía- y el atisbo de un rayo se prenderá en ese dibujo generoso enseñándome tus ojos, tu mirar, que hace ya tanto tiempo me congeló el alma y no quiso nunca más hacerse agua y tu boca que la conformará una gota que querrá quedarse allá en ese alborozo de fluidos, se dilatará hasta alcanzarme y en esa humedad nadaremos juntos.

Ya nadie podrá robarme los sueños.Y me quedaré allí para toda la eternidad, en ese valle con su pradera revestida de margaritas en donde retozaremos en ondas salvajes hasta notar el pestañeo de sus hojas y respiraremos el mar -no habrá distancia alguna-. Su olor se hará tan intenso que inundará todos nuestros anhelos y serán tangibles los abrazos y los besos y nos fundiremos en un estremecimiento eterno hasta perdernos en la paroxismia infinita sin concesiones a cualquier cosa que no sean nuestros deseos.

Es tan fácil entornar los ojos y extraviarme en tu imagen que no sería suficiente una vida para el deleite... Pero ya noto el dedo del pié aproximarse al suelo y vuelvo a estar atrapada en esta maraña fantasma, dispensadora de floripondios infames; es suficiente asomarse a la ventana y observar el paisaje: mezquina ficción; hombres y mujeres, niños, abuelos, todos entrecruzándose sin mirarse, cargados de cosas obligadas para esta representación; de la cara y de los gestos cuelga esa cosa que llaman esperanza pero ya, cansina casi marchita, queriendo olvidarla pues la espera inútil aburre hasta la desazón.

He de esperar un poco aún para salir de casa en ese nuevo intento de acercamiento a ese cuento navideño, no sé si muero un poco más en cada intento o acaso de algún modo que yo no acierto a notar siquiera salgo reforzada para continuar viviendo, en fin.

Vaya, parece que ha llegado todo el mundo y debemos irnos a recuperar una alegría que al parecer nos pintarán sobre las paredes de algún edificio. Pues, vayamos...

- Nosotros nos vamos a un bar a ver el fútbol; luego, sobre las nueve os llamamos para ver el espectáculo.

-Bien, nosotras iremos a ver el alumbrado.

-No, no, quiero ir a ver pingos.

-Ni hablar, además para qué quieres perder el tiempo si no tienes un duro.

-Pues ya me dirás qué hacemos...

-Ahí al lado precisamente está parte de la exposición de Durero y recuerda que tú solo viste la otra parte, pues aquí vine sola, así que aprovechamos.

-¡Ni de coña!

-Pues eso haremos, visitar la exposición tanto si te gusta como si no, recuerda que no estás en posición de elegir de manera que...

(A medio camino pasábamos al lado de la casa del libro y aún sabiendo que era una provocación entramos. Lo consideré necesario, ya no había nada que comprar: sólo mirar, pero no importaba, tengo que hacerla retomar su camino aunque me vaya la vida en ello. Y entramos. Se acomodó bien, creí que le resultaría más difícil pero me contentó el saber que aún encuentro a mi niña a ratos)

Acabamos viendo la exposición y luego fuimos a tomar algo, estábamos muertos de hambre. Entonces también quise provocar a ver qué pasaba y no entramos en cualquier bar sino que caminamos un rato y acabamos en el Círculo de Bellas Artes...¡Pero resultó, ¡ja! Le gustó estar allí.

Bien, parece que aún tiene arreglo la cosa.Vaya, parece que, por un momento, recupero el espíritu navideño y una pequeña alegría quiere asomarse en mi cara. (No es imposición de formas o maneras de ver lo que pretendo con esta niña, ¡noo! Es sólo que yo la crié, la amé y la amo y la cuidé con devoción y la vi crecer y estuve atenta y conozco sus deseos y su alegría ahora oculta, escondida, quizá en los pliegues de su alma enmarañada de tanta confusión inútil de tanto tormento innecesario, sólo es eso, sólo eso).

Sólo pretendo que recupere su camino perdido, olvidado, aparcado o qué sé yo. ¡Cuántos caminos ha desbaratado esta espiral de estupidez humana que se niega a abrir el círculo para dar cabida a cada ser!

En fin, debemos continuar con la representación; ya se acerca la hora así que aprovechemos para entonar algún canto navideño...

- Hacia Belén va una burra, rin rin, yo me remendaba yo me remendé, yo me he hecho un remiendo...

Y ¡bumm! ya se oye el estruendo de los cohetes y mil colores -los colores en los que deberíamos desenvolvernos a diario-. Ahora se reflejan sobre las paredes de un edificio de antaño que se apropia de ellos y nos los enseña para hacernos saber que es navidad. Si alguien se atreve a ser feliz...Que cada cual se atreva a lo que desee. Creo que quiero perderme de nuevo....

martes, 25 de diciembre de 2007

El Futuro


Sacad vuestras conclusiones. Yo, de momento, me quito el sombrero con este poema de Roberto Appratto...No puedo hacer otra cosa....


El futuro.
El futuro está aquí.
El futuro nos gobierna.
El futuro nos dice algo indeterminado.
El futuro está también allá, a lo lejos.

El futuro tiene un aura particular.
El futuro pasa por la palabra futuro.
El futuro se oscurece a medida que avanza,

El futuro hace silencio para que pensemos en él.
El futuro parace compuesto de partículas invisibles.
El futuro se presenta así:
el futuro habla con una voz cósmica, muy delicada.

El futuro es una zona extraña, imaginaria, porosa.
El futuro, cuando pensamos en él, nos saca el aire.
El futuro es un tiempo en que las ilusiones,
los deseos, son idiomas.

El futuro, a veces, entra en la filosofía.
El futuro quiere decir algo en forma de símbolo.
El futuro.

El futuro tiene un aire cinematográfico,
de paisaje desolado al atardecer.
El futuro es una sola frase, una sola imagen,
vistas desde acá.

El futuro es una dispersión de palabras, pocas,
en la página.
El futuro está animado por un zumbido,
El futuro no es exactamente eso o bien.

El futuro deja de ser futuro cuando
se dramatiza, es decir, si no pensamos en
el futuro como un armónico del presente
o una serie borrosa en que
el futuro se conecta con escenas falsas,
del amor o luminosas, donde
el futuro se aclararía como una
profundización del pasado ignorada por
el futuro, sino en el futuro como un campo magnético que atrae
las miradas sobre el futuro, que se mantiene aparte,
un viento en la altura:
el futuro no se deja relatar, por eso mismo
el futuro piensa por nosotros desde la penunbra más
absoluta.



Levemente Ondulado, de ROBERTO APPRATO

Otra vez


"La caricia adormece,
y a una región conduce
más cercana a la tierra,
a su silencio y sueño,
bien tendidos, dichosos.

Y tu cuerpo está ahí,
remoto y mío, inmóvil,
invisible, descuidado,
y mientras me abandono a su nostalgia,
la oscuridad absorbe
en su sosiegode gran remanso
nuestro amor flotante."


JORGUE GUILLÉN


Os dejo mi poema:


Otra vez he vuelto a verte aparecer
y a recoger el rumor de las olas,
y la hojarasca apaciguada.


A pensar que eres el trino de alba
y el laúdano que amanace
aunque tú no estés presente.


Siempre te pienso y me configuro.
Creo que recalcas el dolor del hacha
que vale tanto como el árbol
que se doblega y cae.


No sé como decirte que me muerdas,
y me arrastres.
Que me mueras
y cabalgues sobre mis mejillas racimadas.

Que, que...
que sobran los porqués
cuando tengo oportunidad de fundirme con tu alma
y ser uno,
dos, o los que tu quieras.

lunes, 24 de diciembre de 2007


Esta vez os cuelgo un fragmento del libro Tentación, del autor János Székely, que me parece magnífico. La obra trata sobre la vida de un niño pobre de la Hungría más profunda de principios de siglo que ya desde muy temprana edad comienza a avezarse y curtirse en las tareas propias de la labranza campesina. Una brutal paliza de los gendarmes de su pueblo le tiene dos días encerrado en la comisaría. El causante de este hecho fue que necesitaba unas botas para ir a la escuela y durante una trifulca en el plaza de correos de su pequeña aldea aprovecha la ocasión y las sustrae al acólito enviado por el gobierno de Horthy a todas las pequeñas ciudades a cambio unos votos que serán irremediablemente amañados....No obstante, su vida cambiará a partir de este día cuando se traslade a Budapest y el Danubio empiece a calar en su profunda alma de campesino...


"La tierra, de la que era hijo ilegítimo, parecía tambalearse bajo mis pies. Como si andara por una cuerda floja entre la suite de la excelentísima señora y la miserable casa de Újpest. No pertenecía a un sitio ni a otro, mejor dicho, no quería pertenecer a donde pertenecía y no pertenecía a donde quería pertenecer. Tenía el alma vagabunda, y en vano le buscaba abrigo. Con ella no se podía hablar en serio. Al cabo de unos minutos la invadía un peculiar desasosiego, se veía que se sentía incómoda y por fin, desconcertada y nerviosa, se dirigía a mí:


-Deja eso. Bebamos.


Y eso que no era tonta, todo lo contrario. Era inteligente, y no solo como suelen serlo las mujeres. No era de esas hembras que parecen gatas; más bien la hubieras comparado con una pantera o una leona. La verdad es que pese a todas sus locuras era una persona de ideas claras, culta y sorprendentemente bien informada; tenía una mente refinada, morbosamente refinada, era independiente y a menudo original. En ocasiones, de madrugada, cuando ya parecía estar borracha por completo, con una palabras brillante, con un comentario casual me desvelaba rincones tan ocultos y oscuros de la vida que me quedaba mirándola y admirándola con la boca abierta..."


Tentación, JÁNOS SZÉKELY

domingo, 23 de diciembre de 2007

CUENTO DE NAVIDAD


Buenas a todos aquellos que de manera deliberada o accidentalmente se dejen caer por aquí y leer algunas palabras y posos que son mi pequeño remanente hasta que amanece. Por ello, para mi y para todos vosotros, unos compañeros y yo (que iré presentando como es debido) vamos a inaugurar una serie de cuentos de navidad. Más que cuentos de navidad nos va unir la tarea de intentar sacar adelante algo que sí nos une especialmente a todos: escribir. Lo haremos mejor o peor pero vamos a llegar hasta el final y hasta donde podamos poblar el papel y desgastar nuestras manos.


El primer cuento de navidad lo he empezado yo y no tengo título en la mente que le pueda otorgar de manera especial pero si he de elegir alguno me gustaría llamarlo "LA CAVA". Posteriormente, mis compañeros lo desarrollarán y terminarán. Así, en otros ellos empezarán y yo seré el que también desarrolle o lo finalicé según nos toque....Espero que os guste a todos con lo que vayamos pariendo humildemente y que podamos ofreceros, al menos, cinco minutos de tranquilidad cuando no sepáis qué hacer o qué pensar.


Saludos de todos (Isabel, los dos Javis, Jonathan y Paloma)..Mil gracias a mis compañeros también de parte mía.



“Aquella vez yo te encontré en la nieve.
Me habían dicho: ‘No abras la ventana,
Que tiene mil cuchillos la mañana
Y hoy ni el sol a madrugar se atreve”.


V En la nieve (Testamento del Pájaro Solitario), José Luis Martín Descalzo.



" LA CAVA "



- Lo siento…De verdad…Me hubiera gustado que me conocieras en otra época.

- Vale, lo entiendo…No pasa nada. Que seas feliz...

¡Estúpida! –grité para mis adentros-. Quise negarme y deshacerme. No renombrar los aberrantes hechizos de nuestro lenguaje de taberna. No pude, lo evité hasta que logré contenerme pero llegué como desde el primer día a sus canales.

La noche no ayudaba y su herrumbre dejaba caer sobre mis hombros las estelas y la plata de un cielo acuartelado. Entonces empecé a recordar algunas frases y jarchas. Las repetía una y otra vez. Las trastocaba y me daba exactamente igual porque en realidad quería mandar al carajo a todo el mundo. Deseaba ponerme a escribir todo lo que me había pasado en mi vieja Hispano Olivetti y quemarlo al instante para que no se conociese. Por nadie, jamás.

“Cinco luceros azules que alumbran cinco farolas desde tu calle a la mía. Ves desde mi casa a su casa. Desde mi boca a su boca”. No sé muy bien por qué motivo me revestía de estas canciones pero se agrupaban en mi costado como una herida que nunca deja de sangrar. Además, ---y esta vez.— sentía el latido de dolor de una úlcera en el estomago que padecía desde hacía dos años y que me hacía encorvarme. Parecía un árbol malherido y barrigudo que espolvorea su sombra y no es hombre. Es incierto destino y presente.


No llevaba una vida recomendablemente sana pero tampoco atendía a las pocas recomendaciones que me hacía el pequeño ramillete de amigos que no volaron con los problemas. Tenía 31 y todavía aspiraba a ser un gran escritor. A parir una obra magna y tirarme un día a las vías del tren o bien recordar con un tenaz suicidio el Golden Gate. Y desaparecer por fin. Al menos, volaría dos veces. Claro está que una de ellas sin vuelo de regreso si me conseguía tirar de aquel monstruoso puente.

- ¡Ya, ya, ya!…Me daba cuenta de que estos pensamientos me rondaban precipitadamente pero cada vía cobraban una fuerza embellecedora para su moral. Tenía la firme convicción de que si seguía así no podría levantar la cabeza y volver a mezclarme en esta anónima ciudad. Por ello decidí acostarme, no sin antes tomar mi pequeño chato de aguardiente reglamentario que, pese a sentarme como una cuchillada en una reyerta, me daba la vida para volver a reunirme con mis espíritus en sueños.


“Cinco luceros azules que alumbran cinco farolas desde tu calle a la mía. Ves desde mi casa a su casa. Desde mi boca a su boca”. ¡Maldita sea!...Aquella canción no dejaba de traquetear entre mis huecos…llenaba cada par de mi y me replicaba a cada instante algo que yo no sabía descifrar. Es algo curioso pero a veces he tenido la sensación de que nuestro cabeza va por delante de nosotros como si fuera un ente aparte y no pudiésemos controlarlo.

Me levanté pasadas las siete y media de la mañana. Miré por la exigua ventana de mi pequeño ático de la calle Santo Domingo de Madrid porque había sentido toda la noche el golpear de la fina lluvia sobre las tejas del techo anaranjado. Por la mañana Madrid amaneció como la dejé cuando me acosté.

Ahora una alborada de virutas de ceniza alumbraba las oquedades de nuestra capital. Pero el cielo tenía un cierto toque almibarado y de campo castellano que le otorgaba un voto de confianza y una imagen de convento salmantino. Olía a pan nuevo. Las acacias y las dalias y otras miles de variedades de rosas y plantas jalonaban algunos balcones y tiendas. La capital estaba dispuesta a sentir para que sintieran con ella y yo sólo pensaba que por la noche, cuando volviera a recoger los escombros de mi cuerpo, nadie me esperaría en el sofá, con la mesa puesta o viendo la tele. Yo tampoco tenía a nadie a quién esperar. No sé si eso era bueno o malo pero volvía a hechizarme la idea de encontrarme con la austera y mágica capital a solas. Con su aroma a tabaco y a barra baja….

sábado, 22 de diciembre de 2007

GRIEGA....


A veces quiero que aparezcas de una vez por todas y vuelvas a reunirte con tus semejantes. Yo soy el extraño. El que habita tus aposentos y derredores. El que yace y pace descansando y en tensión. Por eso quiero que vueles de ventana a ventana, agrupando los cielos de tachuelas. Extrayendo los espolones a las cáscaras de las madrugadas soñadas y por soñar.


Te encuentro y me estimo como uno de los tuyos. De los suyos. ¡Da igual! Como uno de los tan recitados "semejantes". Uno no sabe porque vuelve a poblar el papel y a desintuirse. Todo lo que me queda por conocer no lo quiero presentir. Quiero rodearme y verme embaucado por los relámpagos de la cosa no dicha e incierta. Te voy a seguir soñando aunque se me acaben las palabras para mentarte y rasgar mis oquedades.


No voy a llegar a ellas pero tampoco quiero hacerlo. Hoy he vuelto a hablar contigo y me apresa el pánico de las cavernas frías, inhóspitas y habitadas. Tengo miedo de lo que siento y siento lo que temo. Cada párpado, cada gesto trenzado con la linealidad más aspera me sobrepasa y abofetea. Soy incorregible, ¿tú crees? Si quizá rondas algunos montes bajos o veredas vas a encontrarme, sin duda alguna, con precisión y tino. Así te lo he hecho saber...¡Soy un desastre! ¿Te suena?


Estaré descansando con los brazos apoyados en las rodillas. Esperándote. No te voy a nombrar pero tú sabes quién eres. Ojala caigas por aquí y apuñales tus tejidos. Deja salir la luz. Viérteme. Cánsame. Pero no pronuncies mi nombre. Vuelve a mirarme a la barbilla. Intenta torcer el gesto y decir que apenas has sentido nada por lo que hemos hablado. Quiero volver a desposeerme de estos pies que miro y no comprendo. A pasear descalzo por la vía láctea de cerillas encendidas cuando cae la medianoche. A tomar tus silencios, a comprenderlos. A resquebrajarlos. A besarte cuando debí de besarte aquella noche y no mostrarte mis carencias. A no salir corriendo aunque me rechaces una y mil veces. Todavía no sabes qué pasa ni conoces mis adentros pero...Te quiero...


¡Qué tarea tan ardua es llegarte y renombrarte! Hacerte ver que estoy cerca de ti y que siento...Algo; y tú...No lo sabes...Me ha encantado hablar contigo. ¿Qué me pasa? ¿Lo sabes, acaso, tú? ¿Qué vibra? ¿Qué se retuerce? No pienses que no eres tú. Sí, me dirijo a ti. A tus ojos mezclados por el cenicero de la aurora y de los dioses.

Quiero volver a tocarte la cintura, aunque sea para despedirme y que me abrase. A gritar y aullar por otra noche de hojalata sin estañar. Por...Por...Por volver a quererte un segundo, un instante, aunque tú puedas creer que quererse es cosa de extraños y de centurias.


No lo sé, por eso quiero ser tu par y encontrarme en el camino de la penumbra o de estrépitos acristalados. Te contaré cuentos cada noche y pondré mi mano en tu pelo antes de que se cierren tus ojos. Seré el último habitante de este mundo en dormirme mientras tú no seas feliz y yo sea capaz de cambiar ese estado.

Ven, apartate del mundo babilónico y espartano. Recoge tu pelo. Apoya tu cabeza en mi cuello. Quiero conocerte, griega. Y al hosco color purpúreo que se me derrite en llanto. A tus manos terrestres y de rebelde amianto alunado. Te hace falta querer querer. Me haces falta tú....


Calle, intuye. Despierta. Piensa que siempre has estado a mi lado. Aunque ahora cambies tu imagen sobre mi. ¿Porqué no? ¿Qué temes?..¡No huyas, por favor! Soy...Sí, lo soy...Me conoces...Desde hace mucho tiempo.


Ahora sí, nombrame. Quédate conmigo para siempre. No pongas las cosas difíciles. Sé que no lo harás. No vas a habituar tu cuerpo al desdén e indiferencia. Tócame, soy como tú. Casi como tú. Te quiero en silencio....

lunes, 3 de diciembre de 2007

Sencillez (Volver a ser un niño)


"No estés lejos de mi un solo día, porque cómo,
porque, no sé decirlo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes"


PABLO NERUDA


Aquí os dejo mi poema:



Ya me tienes aquí:
donde querías.
Con mi futuro
y presente en un puño gobernado.


Con todo mi ser aturdido
por algo,
un algo determinado
y cosido con costuras de plomo.


Cada día más simple,
más sencillo,
más amargo,
más temprano.

viernes, 30 de noviembre de 2007

SER UN PAR UNIDOS


Y dicen y replican los entendidos
que cuando se está cerca
de alguien a quien se ama
el corazón es ciego, mudo
y tiene las orejas cortadas.


Esta asonancia bien letrada
me convence hasta cierto punto.
Me explico: me debo
una parte de mi a mi par
y, sin embargo, siempre busco ese par.


Una vanidad pasajera
y en compañía que tenga
la decisión de hacerme creer más libre
y más humano.


Entiendo por humano
la simiente de personas anegadas
en gotas de rocío.
Los ojos burlones
y tiznados del calor de la mina.
Sinceros, recogidos, afables,
a horcajadas de nuestra mente.


Unas veces agrupados
en nuestro cuerpo desnudo
y ,otras, valerosos mástiles
de espadas capaces
de matar otras miradas.


¿Y qué decir cuando se acercan a otros ojos?
En el balls de luciérnagas
se descorre el amor y los temores.
Las partes por el todo acarrean
el enjugo de las humedades
y la herrumbre de las oscuras
y orgullosas almas.


Y detrás de todo, ¿qué queda?
¿qué matriz o cuota de persona permanece
y no envilece?
¡El cuerpo vacío, los miembros sin membranar!
Los vocablos libres
y disolutos sin boca ni sílabas.
Las alforjas sin cuero de castañas:
nosotros mismos, amigo.
Nosotros sin ser un par unidos.

martes, 27 de noviembre de 2007

TE MUERES


"Hoy las nubes me trajeron,
volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!

Se le llenó de caballos
la sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
busqué mi pueblo y mi casa"



RAFAEL ALBERTI


Os dejo mi poema: ROMÂN IN LUME

Te vas a morir
en una cama inhóspita
y sin despertar
del temperamental sueño
que te aturde y ata.


Nadie va acudir
a tu encuentro
cuando seas polvo de hombre
como nadie recordará tu muerte
cuando seas, acaso, el recio empeñón
de la brava España.
¡Y tú no despiertas,
nunca despiertas!


Es extraño pensar
en qué endemoniado país
viniste a tomarte
y a crecer sobre tus raudas raíces.


En qué tierra,
sin siembra ni cosecha,
diste a agrietar y remorder
tus manos de bellotas.


En momentos en los que
se agitan los aguijoneados violines
y tuercen su gesto
los bisturís sin mangos
uno se aturde con las rémoras estancadas
y resueltas en relámpagos.


¿De qué sirve repensarte
y volver a reescribirnos
sobre nuestros senos?
¿Bajo qué aposentos te velarán
cuando no seas cuerpo de nadie?


¿Qué huellas, que rastros,
qué quizases amargarán
los vuelos rasos?
¡Y tú no despiertas,
nunca despiertas!


Ya acude a ti
el desdentado baile de heridas
con la insonsable risa
de quirófanos malnacidos.


Piensa en tu último hijo,
acaso en el único que tuviste
en memoria presente
y en su terrible futuro.
¡Y tú no despiertas,
nunca despiertas!


Te mueres, te mueres
y se van las edades contigo.
Te llevas en tu altanero andamiaje
las carolinas sonrisas de esparto.


La cesta bien repleta
para que no te falte de nada.
¡Y tú no despiertas,
nunca despiertas!
¡Maldita sean los encuentros
de hombres
que te vieron sobrenacer
y malvivir!.


¿En qué establos
y en qué momento
tropezaron los ruedos
con tus costados?


¿Qué potro y qué jarcha
narran los toros
cuando tus sangres aprietan
el albero contra tu albarizo destino?
¡Y tú no despiertas,
nunca despiertas!

lunes, 26 de noviembre de 2007

Soy otro Emmet Ray


En demasiadas ocasiones me siento como Emmet Ray. Un tipo algo duro, al menos en apariencia. Alcoholizado, solitario, solo comprensible por si mismo. Pero tiernamente real y descorazonado de toda supercialidad. Emmet Ray es un genio del jazz, un guitarrista magistral, sólo superado por el hombre que le obsesiona: el legendario Django Reinhardt. ¿Todavía no conocen la historia?

Woody Allen le dio vida. Es su padre. Su progenitor más absoluto de nuestras historias contadas a través de este totem. ¿Recuerdan? Pero padres tenemos muchos que narran nuestros reflejos y los hacemos nuestros cada vez que mordemos nuestro silencio y nos acogemos a nuestra soledad.

Sin embargo, en cuanto baja del escenario Emmet se convierte en un tipo arrogante, zafio y mujeriego que bebe demasiado y que disfruta disparando a las ratas. Por no decir las trasnochadas madrugadas en las que se tienden en la ribera de las vías del tren para que sus ojos sean sus únicos y testigos pasajeros. Sus ojos contemplando aquellas moles de acero y hierro son los únicos capaces de mejorar su vida presente y, en suma (y por definición), su vida corre plegada a estos raíles perennes.

Él sabe que es un músico de jazz con talento, pero también que su licenciosa vida de jugador y bebedor, su tendencia a meterse en problemas y su incapacidad para comprometerse le impide alcanzar la cima profesional y sentimental. Un día Emmet conoce a Hattie, una chica muda con la que comienza una relación demasiado seria para su gusto. Esto será un punto de inflexión. Su punto de encierro y final.

Creo que todos guardamos un Emmet dentro de nosotros. ¡Qué demonios! ¿Si no entonces por qué se graban las películas? ¿Deben contarnos algo o ser nuestro reflejo luminado? ¿Qué somos? ¿Qué son?...En fin, versos de palabras, solo versos...


Quizá invierta en mi
una cinta de regazos.
O me acote
y me reconvierta
en un anunciador de siglos
para que sigas conmigo.

Para ello he de agitar
mis pómulos anaranjados
y no ruborizarme
por deberme tanta parte de mi.

En mi, en mi
y conmigo sobre mis pasos
de aguacero que no caen
ni manchan de agazapados
sirvientes naturales.

Cuando vuelva al volver
y no lleguen nunca
bajo nuestras barbillas
las saetas de romance bajo
entonces tocaré tres planetas
y romperé los cascarones de cielo.

Me recogeré sobre mis hombros
y escribiré algunos versos
en mi Hispano Olivetti.
Tomaré un rumor de pasos otra vez
y una taza de café.
Solo, por favor.

Callaré hasta que el silencio
tensé sus estambres ajados de amuletos.
Perderé una estrella
y mil constelaciones por descubrir
y ser nombradas
si hace falta
y piden mi cuerpo otoñal
aquejado de otras manos.

lunes, 19 de noviembre de 2007

BALADA DE LA LIRA


"Sí, tu niñez: ya fabula de fuentes".

JORGUE GUILLÉN


"Quiero llorar porque me da la gana,
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado.

Para ver que todo se ha ido,
para ver los huecos y vestidos,
¡dame tu guante de luna,
tu otro guante de hierba,
amor mío!"

FEDERICO GARCÍA LORCA



Os dejo mi poema en un pequeño homenaje a estos dos grandes:


Hoy quería irme
con la balada bovina de las rosas
cuando sueñan
y abren sus capullos.


Hoy quería llorar con el frenesí
y el ímpetu de la voz
que antes fue tuya, carnero.


Pero desperté con Carmen
en un patio de Triana
y Sevilla fue nuestra
y se puso al pie
de los belfos de nuestro caballo.


Carmen se llevó el filo
de amianto de la luna,
su brillo y el inquebrantable
honor de platera judía.


Quería, quería...
y salpicaba costados
porque mi voz fuese mía,
y no lo era.


Los juncos, las astillas,
la pleamar de la sonrosada y altanera mar
llegaron hasta mi cabaña de cobijo
de huesos de paja
y al quicio de mi baranda.


Se asomó la ronca voz
de la lira sin muñones.
Con su sonrisa de astro gramínea,
Me arrancó la mía
y me dejó con todas las palabras
sin vocablos que dijeran
-"Amor, estoy aquí, llorando".


Me limitó entre oreja y oreja
y me estrechó en su pecho
de anemonas
para no devolverme más mi boca.


Boca que es mia y me consuela,
ya no es mi boca.
Boca sellada, de esparto
y desconsuelo.
Boca que estalla
de riachuelo
y que rebaja centellas.
Boca de un labio
y de grieta griega.
Boca que no va a mi boca,
hosca horca de sílabas,
ni silabea.....


BAILAME EL AGUA


Ha pasado mucho tiempo pero quiero liberarme de lo que me apresa y me retiene. No conozco justo momento ni duda más razonable que liberarla a vuela pluma mientras me arranco a girones la piel y los sentimientos escamados que cambian de color cada noche cuando sueño.

Quiero brindar, a través de estas líneas, y desde esta humilde tribuna libre, lo que me atañe pero también aquellos grilletes dorados que me hacen tanto más grande o más pequeño según quieran ellos y me miran de frente.

Quiero decir con esto que no voy a negar la existencia de textos tan brillantes y vivificantes como el poema que aparece recogido en la novela de Daniel Valdés "BAILAME EL AGUA", quien la escribió cuando apenas contaba con veintiún años de edad.

Posteriormente, Josecho San Mateo decidió que esta historia no podía quedarse en los baúles de nuestras, precisamente, historias trasnochadas y olvidadas. Para ello contó con el reparto de actores poco conocidos pero que ya apuntaban maneras en el arte de interpretar como Unax Ugalde o Pilar López de Ayala.

Es un secreto a voces de todo lo que llegó a significar este poema y de lo poco cauto que fui cuando dejé que mi yo dentro volara hacia otra persona. En cualquier caso, el poema y la narración son preciosos y no podía dejarlos pasar por nada del mundo.

"Al rato me levanté de la cama. Me asomé por el ventanuco de la habitación, qe daba a un peqeño y gris patio interior. Palomas reposaban en las cuerdas de ropa tendida y húmeda.Ojalá la ventana diera a la calle. Ojalá fuera una terraza repleta de tiestos con geranios y claveles y cactus y enredaderas. Saldría cada día con un pañuelo a despedir a María y a rogarle una vez más qe no se fuera. El Sol me sonreiría y las palomas, en vez de mecerse en finas hamacas de trapos chorreantes, vendrían a comer las migas de pan qe guardaría en el pañuelo, el mismo pañuelo qe ahora guardo bajo la cama porque no tengo terraza, no tengo calle, no tengo Sol, no tengo a María, no tengo migas de pan, no tengo nada…".

(Daniel Valdés)


Báilame el agua
Úntame de amor
y otras fragancias de tu jardín secreto
Sácame de quicio,
hazme sufrir...
Ponme a secar como un trapo mojado.
Lléname de vida
líbrame de mi estigma
Llámame tonto.
Olvida todo lo que haya podido
decirte hasta ahora.
No me arrastres
No me asustes
Vete lejos...
Pero no sueltes mi mano
Empecemos de nuevo.
Toca mis ojos
Nota la textura del calor
¿Por cuánto te vendes?
Píllate los dedos
Y deja que te invite a un café.
Caliente claro
Y sin azucar...
Sin aliento


(Daniel Valdés)

domingo, 18 de noviembre de 2007

UN DÍA CUALQUIERA


"Nadie de entre nosotros tiene el monopolio de la pureza de intenciones. Puedo combatir, en nombre de mi camino, el camino que otro ha elegido; puedo criticar los pasos de su razón- los pasos de la razón son inciertos-. Pero debo respetar a ese hombre, en el plano del Espíritu, si pena hacia la misma estrella.¡Respeto por el hombre! ¡Respeto por el hombre!...Si el respeto del hombre está fundado en el corazón de los hombres -siguiendo el camino inverso- terminarán por fundar el sistema social, político o económico que consagrará tal respeto. Una civilización se funda ante todo en la sustancia; primeramente es, en el hombre, el ciego deseo de un cierto calor. Luego, el hombre, de error en error, encuentra el camino que lleva al fuego. "

(CARTA A UN REHÉN, DE ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY)

Os dejo con el poema que he escrito a raíz de esta pequeña reflexión de este ex correponsal y aviador:

Uno dice: ¡voy a caminar
entre este pecho de raíles subterráneo!
¡A no descansar en mis horas
en más hombros lucidos
y acogedores!

Y siempre se vuelve al error
del cuerpo escombrado,
a los vagones de mirada cansada
y roidos por la senectud pasajera.

Uno nace parido por la tristeza,
como una bocanada
en un estuario de cobre
que moja los pies de barro de los árboles.

Uno yace en un relente de intemporarlidad,
rezagado y de rodillas,
en las elevaciones de lo alto,
entre los campanarios sin badajos
que claman al cielo
por otro día cualquiera.

¡Y qué si uno persigue una cosecha
de mirlos y de toros sin cornamenta
bajo una madrugada que madruga!

Será por otro día cualquiera...

IV AMOR Y HUMO


Hay un poema que me sobrecoge de manera especial cada vez que releo viejos textos. En concreto, se trata del cuarto poema del pequeño poemario titulado "La noche oscura del pájaro solitario", que se incluye a su vez en el libro "Testamento del pájaro solitario", publicado por José Luis Martín Descalzo.


Este toledano de nacimiento fue galardonado con el Premio Nadal por la obra "La frontera de Dios" y ha publicado más de cuarenta libros de temática diversa, que van desde la novela hasta el teatro.


Sin más, y para los pocos que os acerquéis a mis palabras y a las de este maestro de la escritura, os dejo con este magnífico poema.


"Un corazón solitario no es un corazón" (Antonio Machado)


¿Y qué es, entonces, el corazón mío:
una fruta que alguien puso, podrida,
dentro de mí? ¿Una piedra dormida?
¿Una hoguera congelada de frío?


¿Un llanto almacenado? ¿Un sombrío
galopar de caballos? ¿Una herida
hacia dentro del alma? ¿Una guarida
de miedos, soledad y desvarío?


Estar solo es morir. Lo sé. Lo entiendo,
pues yo soy un experto en soledades
y en soledad mi corazón consumo.
Yo nací solo. Yo nací sabiendo
que cruzaría todas mis edades
sembrando amor y cosechando humo.

sábado, 17 de noviembre de 2007

HOMENAJE A LA DUDA


¿Adónde van a parar los besos
que creíamos nuestros
y se escapan de nuestros labios para siempre?

¿Dónde habitarán las miradas
que eran nuestro refugio
cuando nos sentíamos desnudos en este mundo?

¿En que estancia se posarán las caricias
que nos hacían libres
y nos devolvían a la patria
de la niñez más límpida y reconfortante?

¿Dónde pedirá asilo nuestro alma
cuando se haya calmado
nuestro impulso cegador
de seguir a su media mitad huidiza?

Y, lo que es más importante, compañera
¿Cómo vamos a volver a recobrar la vida
de estas manos, estos brazos y piernas, y torso,
vacío y carente de lumbre?


CÓMO NOMBRAR LA NADA


Sé que te gustan los cuentos
en los que existen las rosas apagadas.
Donde su fuero habita
y membrana riberas hasta su conjuntos.

Voy a dejar que me circunde
el estrecho de este silencio
que me desposeé de ti
y me otorga apellido de vino maduro.

Voy hacia el encuentro de una partida
en la que tu partiste ya
y no me enteré, empero,
por la guadaña en mi vientre.

Por eso quiero que atiendas
y te desintuyas de tus sentidos.
Que ardan los campos rosados
y se astille esta vida plenaria.

Aguarda mis mieses palabras,
pero no las tomes en serio.
Son, acaso, niña, el corredor
de mi locura por un amor no cotejado
y servido entre huertos e higueras.
Perdón, poeta.

Hoy, en que la noche levanta
su velo de oscura cara oscura
naci fraguado solo,
en la soledad,
con los ojos cosidos
con las cuerdas de un piano.

Tú diras:- ¡campo de avellanas
que llegáis tarde a mi encuentro!
¡He cerrado mis senos y mis cicatrices venosas!
¡Ya no os temo!

Yo si te temo, y te ausculto
tus ojos malvarrosas,
y te siento velada,
encaramada al patio de la morería,
esperando,
con el puñal violento y asesino
que me arranque de este fragua de sueños
y de mi camino.

lunes, 22 de octubre de 2007

POEMA DE LOS TRES CIELOS


NOCHE

Cuento persa,
amante de amantes.
Infinitud de los confines
de las débiles esperanzas
de los hombres.

Candela de nube ancha
y veladora de las estaciones
apuñaladas a cuchilladas.

¡Cómo luces cuando te apagas!
¡Qué estruendo de silencios
rompes en las praderas
de la plenitud planetaria!

Eres un regalo del matrimonio
de cuna de los montes
entre los que te hallas
y te apareces.

Lábil, etéreo,
siempre me arrastras,
me das muerte,
y me elevas
hasta tus tacones
bajo cada madrugada
cuajada de malvas.

LA MAR

Vereda de zafiros,
marinera de rios y plenilunios,
-y de patrona de lunas lisas-,
de lirios y saetas carreteadas
sobre tus senos de burbujas.

Amo tu atril de altibajos
y tu eco plácido y resonante
que se apacigua y remansa
en nuestra memoria.

También tu parra de corales
y de crestas de caracolas
cuando agitan tus bosques sepultados.

Me acuerdo, y no me olvido,
ya siendo niño,
del reflejo de mis manos,
y de mis yemas,
sobre tus tallos de ondas cristalinas
que se perdían entre los ojos
de mis queridas piedras lunares.

TIERRA

Parcelita, roturada de cascotes
y de civilizaciones.
No beses la guadaña
del verdugo de las ocho horas
que nos mata cada hombro
en cada noche.

Enséñale tus dientes de siembra
y tus olivares mancos.
Recoge tus encantos
y alza tu mano desposada,
donde bajo su cobijo,
se rinden los reyes y los pobres.
Y todos cuantos somos,
te hoyamos
y te habitamos.

viernes, 5 de octubre de 2007

Sueño Amarrado


A veces no sé qué decir
Y callo, callo, callo,
Hasta morderme mis huesos.

Pronto recibo otra mirada
Y levanto mis ojos,
Y, entre ellos, la mía.

Calzo el vestido de la noche ciega
Con su rebaño de escombros
Y su mugido de campo elevado y virgen de otoño.

Ahora tuerzo el gesto
Y prendo la llama de mis manos.
Encuentro el vacío
Y el coraje de mis huecos.
No sé cómo llenarlos
Porque no me ensañaste
A seguir sobre mis pasos.

¡Ya, ya,ya!, ¡ahora mismo!
Que se maten la luz y las estrellas
Y vuelvan a mí los remos del capitolio
Y la pataleta de los planetas.

VIDA



Un día sientes
Que el tajo de la navaja
Está detrás de tu alma
Y no quiere hacerse viva
Pero vibra y reluce de dolor.

En ese instante
Los pueblos del camino duermen
Alojados en sus balcones.
Y uno perece,
Tendido, y para siempre,
Con su corazón sincero y abierto.

Después viene el entierro,
Y el luto de mil colores,
Todos menos el negro,
Porque la pena
Murió ya en sus adentros.

La espera tardía es triste,
Y descorazonadora,
Porque tiende la mano
Sin tensarse de punta a punta,
Calmada,
Y sin esperanza.

Cuando el cuerpo brota
Otra vez de la tierra,
El infinito es nuestro,
Y nuestra juventud
Otro largo caminar.

Viene, entonces, el ramaje de la luna,
Y el cabello de caracolas
Y el azúcar de las olas
A mecernos y acunarnos en su orilla
De parte a parte.

El niño se hizo joven
Y éste con sus sueños vive
Y a él le dan muerte.
Crece y se desvanece
En el cáliz rociado de caminos,
Con sus amores y sus destinos
Plagados y paridos de luces.

Y, aunque madura, la espera permanece,
Y se agiganta
Con el eco de las sombras que perdió
Y un beso que guardaba en su lista
Y nunca dio.

CANTO AL SILENCIO II



Vosotras, antiquísimas,
Costado abrasador de pómulos
Y carcoma de venas y arterias,
Espectadoras del anfiteatro de mejillas,
Ruborosas de la candidez de la sonrisa desnuda
Y espontánea.

Jinetes de los establos
En el estallido de silencios.
Id, id, id
Con vuestra alegría de rodajas
A cabalgar sobre el desierto empapado
Y el gris tomo del horizonte perdido,
Estallado y adherido a otra piel sin potros.

Abrasad los pliegues
De los desamparados,
Sus bolsillos de lana
Y sus costuras de hilo fino.
Y la lumbre de los vencidos.

Que yo quiero coronar
Los meses de abril perdidos
Y los orondos otoños
Con mis pertrechos
Y vuestra lejanía transparente,
Cadente y envolvente,
Besante del recio tono.

CANTO AL SILENCIO I



Lágrimas, fugitivas hijas del alma.
Son las balas alojadas
En nuestro entrepecho,
El metal de luna,
La hojalata del cielo.

Sois los resbaladizos canales
De nuestros poros apurados.
Los penales de pena abiertos,
Y mudados,
La sangre de nuestro
Corazón silencioso.

Yo quiero una lágrima dulce
De este mar embravecido
Y bravucón,
Pero sin la presencia
De la extraña pareja,
Y deslucida,
Bruñida con el temple
Del viviente músculo quebrantado.

Lágrimas, salados andares descalzos
Por nuestro lomo y vientre de amargura.
A veces, caprichosas,
Acaso juguetonas y pueriles,
Siempre huidizas, temerosas, retenidas.
Fugitivas.

Tempranas y maduras
De nuestro nogal orgánico,
Sobre el cuenco de pupilas,
Y la media noche de limones,
Retenidas, temerosas, huidizas:
Siempre fugitivas.

domingo, 24 de junio de 2007

¿Por qué Madrid?


Madrid, ciudad que clama
por un alarido tensado,
con los dientes de oro
y la madrugada robada.

Madrid, ciudad prostituta
y de copa apurada,
de calle quebrada
y amor desbandado
y nómada, siempre nómada.

Yo te cuento las cinturas
que bailan cuando atardeces
en las fachadas.

Yo expiro el aire
de los versos que encierras
en la retina de los mendigos.
Yo replico las silabas
de tu silencio
y la piel que mudas
en las cuadras sin potros.

Vuelve a enlazar tu nombre
con tu historia castiza
y olvidada.

Vuleve a recoger
los recortes de sombras
en las elevaciones de lo alto.

Vuelve, una y otra vez más,
a tu nombre, a tu cuna
a tus aposentos.

Pero no me lleves contigo
que quiero escuchar el mar
en las gélidas aceras
y dormir a la luz
de los claveles y las farolas.

Madrid, ciudad prostituta,
maridas con la mirada de todos,
mientras pierdes tus manos
en tu orgullo.

domingo, 17 de junio de 2007

A Federico García Lorca


Ya caminan los fusiles
por el camposanto
de hoyo y muerte.

Ya sube la marea de olivares
por el monte a dos piezas,
y sin brazos,
y silabean el terror
cuando el aire roza
sus juncos astilados.

Ya empuña un codo la venganza,
ahora el ojo,
el menñique,
finalmente la boca,
que musita
por otro cuerpo
que cae de espaldas.

Ya se atisba la aurora
y el cielo acuchillado
de grises y de malvas.

Cómo despierta la cigarra
con el poema de la caña alta,
mientras la luna se pone
su bata de seda
y los zapatos de punta
para no pisar las esquirlas de estrellas.

Ya vuelve el toro
a la cava baja;
agacha la cabeza,
la cornamenta
y las sienes
donde se bañan un rebaño de limones.

lunes, 11 de junio de 2007

Un 23 sucedió así


Te voy a contar una historia, niña,
De brujas y de cornisas
Que andan a gatas
Por las aceras.

Con balcones de estaño,
Donde se posan las cigüeñas
Y en el que los gatos trepan
Y gimen por una ausencia.

Una fábula de cáscara de cristal
Y de línea quebrada,
Donde el pecho sale cada mañana
A encontrar su nombre
Y a recoger en su puerta,
El eco de los pasos perdidos.

Para ti, para los niños
De cintura velada
Y de padres en encallados puertos
Que dicen adiós con el fusil a la espalda.

Para nosotros, para todos
Los que remamos el aire
Que muelen los bueyes
Cuando aran el viento tejido
De la noche infinita.

Te voy a decir lo que quiero.
Siempre un cielo miedoso
Y en guardia;
Que vibre su latido
Y sus venas añejas.
Con las bayonetas caladas
Y toda la oficialidad bruñida
Y encerrada en sus cuarteles estrellados,
Cantando por dos almas.

Entre paso y paso,
Quiero una doncella de plata,
A medio camino entre la madrugada,
Y un estanque teñido
Con la piel que muda
Y tu boca cerrada, callada,
Que colea.

Quiero tu luz y tu verso,
Tu sonrisa que no ríe,
Sólo tu gesto,
Tu última palabra.

Entonces la encerraré,
en el continente que miro de espaldas
Y la tiraré al hoyo
Como hicieron con el poeta.

Allí iré a rogarte
Y que me bendigas,
Para que vuelvas
Cada mañana.

Dame tu beso una vez más,
Tu llanto sugerido,
Tu te quiero retenido,
Tu te amo en silencio,
Aunque nunca suceda.

Quiero un potro
Que se bañe en cieno
Y se vista con bata de cola cada instante.

Su galope y su dicha,
Un horizonte finito,
Y un remiendo de sueños
Que florecen en los ventanales
Y los niños atan a los tejados.