domingo, 24 de junio de 2007

¿Por qué Madrid?


Madrid, ciudad que clama
por un alarido tensado,
con los dientes de oro
y la madrugada robada.

Madrid, ciudad prostituta
y de copa apurada,
de calle quebrada
y amor desbandado
y nómada, siempre nómada.

Yo te cuento las cinturas
que bailan cuando atardeces
en las fachadas.

Yo expiro el aire
de los versos que encierras
en la retina de los mendigos.
Yo replico las silabas
de tu silencio
y la piel que mudas
en las cuadras sin potros.

Vuelve a enlazar tu nombre
con tu historia castiza
y olvidada.

Vuleve a recoger
los recortes de sombras
en las elevaciones de lo alto.

Vuelve, una y otra vez más,
a tu nombre, a tu cuna
a tus aposentos.

Pero no me lleves contigo
que quiero escuchar el mar
en las gélidas aceras
y dormir a la luz
de los claveles y las farolas.

Madrid, ciudad prostituta,
maridas con la mirada de todos,
mientras pierdes tus manos
en tu orgullo.

domingo, 17 de junio de 2007

A Federico García Lorca


Ya caminan los fusiles
por el camposanto
de hoyo y muerte.

Ya sube la marea de olivares
por el monte a dos piezas,
y sin brazos,
y silabean el terror
cuando el aire roza
sus juncos astilados.

Ya empuña un codo la venganza,
ahora el ojo,
el menñique,
finalmente la boca,
que musita
por otro cuerpo
que cae de espaldas.

Ya se atisba la aurora
y el cielo acuchillado
de grises y de malvas.

Cómo despierta la cigarra
con el poema de la caña alta,
mientras la luna se pone
su bata de seda
y los zapatos de punta
para no pisar las esquirlas de estrellas.

Ya vuelve el toro
a la cava baja;
agacha la cabeza,
la cornamenta
y las sienes
donde se bañan un rebaño de limones.

lunes, 11 de junio de 2007

Un 23 sucedió así


Te voy a contar una historia, niña,
De brujas y de cornisas
Que andan a gatas
Por las aceras.

Con balcones de estaño,
Donde se posan las cigüeñas
Y en el que los gatos trepan
Y gimen por una ausencia.

Una fábula de cáscara de cristal
Y de línea quebrada,
Donde el pecho sale cada mañana
A encontrar su nombre
Y a recoger en su puerta,
El eco de los pasos perdidos.

Para ti, para los niños
De cintura velada
Y de padres en encallados puertos
Que dicen adiós con el fusil a la espalda.

Para nosotros, para todos
Los que remamos el aire
Que muelen los bueyes
Cuando aran el viento tejido
De la noche infinita.

Te voy a decir lo que quiero.
Siempre un cielo miedoso
Y en guardia;
Que vibre su latido
Y sus venas añejas.
Con las bayonetas caladas
Y toda la oficialidad bruñida
Y encerrada en sus cuarteles estrellados,
Cantando por dos almas.

Entre paso y paso,
Quiero una doncella de plata,
A medio camino entre la madrugada,
Y un estanque teñido
Con la piel que muda
Y tu boca cerrada, callada,
Que colea.

Quiero tu luz y tu verso,
Tu sonrisa que no ríe,
Sólo tu gesto,
Tu última palabra.

Entonces la encerraré,
en el continente que miro de espaldas
Y la tiraré al hoyo
Como hicieron con el poeta.

Allí iré a rogarte
Y que me bendigas,
Para que vuelvas
Cada mañana.

Dame tu beso una vez más,
Tu llanto sugerido,
Tu te quiero retenido,
Tu te amo en silencio,
Aunque nunca suceda.

Quiero un potro
Que se bañe en cieno
Y se vista con bata de cola cada instante.

Su galope y su dicha,
Un horizonte finito,
Y un remiendo de sueños
Que florecen en los ventanales
Y los niños atan a los tejados.