miércoles, 5 de agosto de 2009

Recuerdo


Todo cae livianamente,
serenísimamente como
una duda inopinada
que asalta a un viajero
en un tren
que sólo transita por la noche
y tiene sus ojos clavados
en el asiento de enfrente
contemplando
la equidad de un gran momento
ya pasado.

Mira por la ventana
y el pulmón de los días
es canceroso,
y el de los bosques,
y el de los campos abiertos
con sus candados de madera.

Todo cae,
cae como un recuerdo borrascoso,
que va a parar
a una copa sin importancia.
Y se disuelve
y parece pequeño.
Pero no es
tan secillo,
se dice el viajero
entre centurias.

1 comentario:

azul posible dijo...

Momentos. Tal vez solo eso, momentos, componen la eternidad; la vertiginosidad del tiempo acaso haga parecer que sea una caída liviana, pero como "el viajero entre centurias", tampoco creo sea tan sencillo.
Es un excelente poema, profundo aunque se deslice liviano y con muy buenas imágenes.
Va faltando solo un link para seguirte J.L.
Chandra.