
Nunca te vayas a casa
como un perdedor más de tu mujer.
Como una esquirla en la carne astillada,
como un rostro sin mañana.
Y en la baja vera,
tu fidelidad,
tu callejuela,
tu tinto añado sobre el cuenco de madera,
la borrachera infinita sin sentido,
la escritura sin nombre,
y sin amo.
Acaba conmigo dice la hogaza de pan
y la mujer que siembra al atardecer:
"Ni Dios en las acacias,
ni Patria en tus entrañas,
ni dueño en tu cava,
en tu hondo corazón ondulado",
-canta la zarandera al zumbido de la sombra en verano-.
-Canta, entonces, canta....
(dice la loca del pueblo)
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