domingo, 8 de noviembre de 2009

Hoy, palabras


El descaro, la incertidumbre, el empaque, la sobriedad, la tiesura, la gentileza, el desengaño (y su muera el presente) el cortijo y el cortejo de lo que miras y no te mira; la hambruna, la sequedad, la tibieza, el viejo camastro de 60x90 con sus raíles torcidos y sus costillas astilladas; la sopa de agua que no sabe más que a agua.

Nada es vano, todo, ójala, fuese vino, que fuese por delante, transcribiendo nuestra histeria, como unas gotas derramadas en un mantel de un diminuto estudio a rayas, dulcemente amargo, que cubre su futuro y nos dice 'vete a dormir chaval, el mundo seguirá aquí mañana y tú, quizá, no'.

1 comentario:

azul posible dijo...

ja! bárbaro! ojalá y todo fuera vino, sí...
Bah! no te insistiré con lo bueno de tu escritura: dulcemente amarga, sería exacto nombrarla así...