viernes, 5 de octubre de 2007

Sueño Amarrado


A veces no sé qué decir
Y callo, callo, callo,
Hasta morderme mis huesos.

Pronto recibo otra mirada
Y levanto mis ojos,
Y, entre ellos, la mía.

Calzo el vestido de la noche ciega
Con su rebaño de escombros
Y su mugido de campo elevado y virgen de otoño.

Ahora tuerzo el gesto
Y prendo la llama de mis manos.
Encuentro el vacío
Y el coraje de mis huecos.
No sé cómo llenarlos
Porque no me ensañaste
A seguir sobre mis pasos.

¡Ya, ya,ya!, ¡ahora mismo!
Que se maten la luz y las estrellas
Y vuelvan a mí los remos del capitolio
Y la pataleta de los planetas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada día te superas...lo sabias? Tienes talento y mucho que dar...empieza ya a creertelo!!

Anónimo dijo...

Calzo el vestido de la noche ciega
Con su rebaño de escombros
Y su mugido de campo elevado y virgen de otoño.

Un poema que merece ser leído, me ha encantado, Javier. Tiene algo de caótico, como la vida misma.
Gracias por compartir
Saludos afectuosos