viernes, 30 de mayo de 2008

Si todavía me lees


Echo de menos echar de menos,
tanto como nombrar un apellido
de uva madura.
Un vino afrutado y revoltoso, tal vez también.
Echo de menos decir adiós,
y con él las palabras que caen
entre las rodillas huesudas y solitarias.

Pero permíteme contarte algo,
acaso te robaré cinco minutos
de tu atesorado tiempo.
Ven, acercate, toma asiento:

Jamás pensé que las promesas
volverían a abrir su sutura,
en algo prometo,
en algún día,
en algunos pasos entre rosas de otoño,
entre algunos cuerpos tumultuosos
y cálidos.

Todavía concibo aquellas tarde de chiquillo
en el encerado de la escuela,
el olor de las tizas cuadradas y polvorosas.
La profesora levantar la mano,
dejarla caer,
su mirada reprobadora y huidiza
entre otras miradas.
Todo lo que aún no se fue de mi.

Tanto como decir tanto y todo a la vez.
Tanto como aplastarte contra mi pecho
y decirme que aún soy pequeño.
Y jugar con ese viejo balón, casi de trapo,
casi temprano, casi desinflado. Y tan real.

El olor a tierra mojada.
Los autobuses venir a acostar sus mugidos.
Las nubes pobladas de alboradas,
de pinceladas malvas y pálidas otras.
Tantas, tantas cosas que vendrán a mi memoria
en carros. Pero llegarán.
Despacio, amargamente cansadas,
pero tan vivas y feroces como antes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso poema, amigo, nos has dejado.

Gracias por compartirlo con nosotros.

Saludos.

Javier Andrade

Anónimo dijo...

el olor de las tizas cuadradas y polvorosas

Tantas, tantas cosas que vendrán a mi memoria
en carros

Muy bonito tu poema... casi sentí que iba también en el carro de tu memoria.

Un saludo
Clara Fuente

Anónimo dijo...

El olor a tierra mojada.
Los autobuses venir a acostar sus mugidos.
Las nubes pobladas de alboradas,
de pinceladas malvas y pálidas otras.
Tantas, tantas cosas que vendrán a mi memoria
en carros. Pero llegarán.
Despacio, amargamente cansadas,
pero tan vivas y feroces como antes.

Un placer leerte amigo,

Un abrazo

Simon

Anónimo dijo...

Javier buen poema nos dejas. Versos que transmiten cierta nostalgia y melancolía. Los disfruté leyendo

Salud y que igual disfrutes de los míos

b.

Boris Camperallana