
No me ofrezcas otro trato.
No me regales una ofrenda:
sella mis labios sin labios,
con moneda o sin ella.
Teje de madrugadas
un archipiélago de cielos enrejados,
vete y asomate al abismo
del sol y la sombra encadenada
que se quedó en mis costados.
Cruje la escarcha y la nieve dormida,
al paso lento y sinuoso,
como rompían las sábanas que serpeaban
entre tu cintura y la mía.
Se acuesta el caballo de la aurora,
y la virgen de la bata de cola,
ruedan las manos sobre otras manos,
y yo, perdido, ya no reconozco las mías.
Muge el campo elevado,
se parte la hierba blanda y áspera,
se levanta la poderosa fuerza de la naturaleza,
sella, ahora, mi boca, niña.
2 comentarios:
Probably I can say with this blog make, more some interesting topics.
Javier
Unos versos de amor genialmente bellos, los subo para que sean leídos
Un abrazo poeta
Stella
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