miércoles, 26 de diciembre de 2007

CUENTO DE NAVIDAD (PARTE II)


Aquí tenéis la segunda parte del Cuento de Navidad "LA CAVA" (http://conuvedeverso.blogspot.com/2007/12/cuento-de-navidad.html). Esta vez continúa el relato mi compañera Isabel González Domínguez, una mujer con alma de poeta, de verdad...Espero que os guste...

Por Isabel González Domínguez

PARTE II

...¡Basta! 'basta! ¡basta de tribulaciones! Es navidad.Pero ¿cómo traducir la navidad en estos tiempos?¿Cómo admitir esas representaciones dentro de una crueldad insufrible? ¿Cómo vivir, cómo sentir la paz ahí adentro si los vientos se han hecho cuchillos que azotan la piel y ciegan los ojos con ese intenso brillo? ¿Cómo acudir a un ritual efímero que ya sólo logra el acercamiento de bacterias crecidas? ¿Bultos? Que si acaso se tocan estallan en el dolor o se paralizan para no escuchar más ruido?

¿Con qué clase de artilugios hemos de parapetarnos para que pueda fluir la risa y brotar la alegría y silenciar los gemidos? Ya no es bastante soñar y soñar; el más leve acercamiento al suelo te hace morir. Y huyes de nuevo. Pero, cada día, a cada momento, se acota el terreno y ya ni siquiera queda espacio para la huida. Obligada la mente a replegarse sobre este cuerpo, queda adormecida o genera mil destellos. Limitados. Mueren. Mueren.

¿Qué hemos de celebrar? ¡Las andanzas de unos pechos plastificados para que alguien derrame sobre ellos su sarpullido? O, acaso, unos labios inflamados por el dolor que cuando encuentran otros labios sólo notan el hielo que produce el veneno de tanta sinrazón. Quizá sea motivo de celebración este círculo en el que, aprisionados todos, esbozamos nuestros anhelos que aún, en este oscuro látigo enloquecido nos atrevemos a percibir.

Creo que no tengo nada que celebrar. Que no quiero celebraciones fantasmagóricas; no quiero estar más atrapada en círculos ni cuadrados ni triángulos terrosos, la geometría está muy bien para el universo que nos sostiene pero para límites ya me detiene lo bastante este cuerpo. Quiero figurar, figurarte -parece que es lo único que se me permite-, así que caminaré por una senda sin esbozos en donde cada soplo de aire se apresure a entonar tu voz y le rogaré a una nube para que dibuje tu forma que una estrella quiso germinar-.

Tus entrañas ya están aquí adentro, junto a las mías, -ya sé que no te pedí permiso pero también sé que no te importa esa osadía- y el atisbo de un rayo se prenderá en ese dibujo generoso enseñándome tus ojos, tu mirar, que hace ya tanto tiempo me congeló el alma y no quiso nunca más hacerse agua y tu boca que la conformará una gota que querrá quedarse allá en ese alborozo de fluidos, se dilatará hasta alcanzarme y en esa humedad nadaremos juntos.

Ya nadie podrá robarme los sueños.Y me quedaré allí para toda la eternidad, en ese valle con su pradera revestida de margaritas en donde retozaremos en ondas salvajes hasta notar el pestañeo de sus hojas y respiraremos el mar -no habrá distancia alguna-. Su olor se hará tan intenso que inundará todos nuestros anhelos y serán tangibles los abrazos y los besos y nos fundiremos en un estremecimiento eterno hasta perdernos en la paroxismia infinita sin concesiones a cualquier cosa que no sean nuestros deseos.

Es tan fácil entornar los ojos y extraviarme en tu imagen que no sería suficiente una vida para el deleite... Pero ya noto el dedo del pié aproximarse al suelo y vuelvo a estar atrapada en esta maraña fantasma, dispensadora de floripondios infames; es suficiente asomarse a la ventana y observar el paisaje: mezquina ficción; hombres y mujeres, niños, abuelos, todos entrecruzándose sin mirarse, cargados de cosas obligadas para esta representación; de la cara y de los gestos cuelga esa cosa que llaman esperanza pero ya, cansina casi marchita, queriendo olvidarla pues la espera inútil aburre hasta la desazón.

He de esperar un poco aún para salir de casa en ese nuevo intento de acercamiento a ese cuento navideño, no sé si muero un poco más en cada intento o acaso de algún modo que yo no acierto a notar siquiera salgo reforzada para continuar viviendo, en fin.

Vaya, parece que ha llegado todo el mundo y debemos irnos a recuperar una alegría que al parecer nos pintarán sobre las paredes de algún edificio. Pues, vayamos...

- Nosotros nos vamos a un bar a ver el fútbol; luego, sobre las nueve os llamamos para ver el espectáculo.

-Bien, nosotras iremos a ver el alumbrado.

-No, no, quiero ir a ver pingos.

-Ni hablar, además para qué quieres perder el tiempo si no tienes un duro.

-Pues ya me dirás qué hacemos...

-Ahí al lado precisamente está parte de la exposición de Durero y recuerda que tú solo viste la otra parte, pues aquí vine sola, así que aprovechamos.

-¡Ni de coña!

-Pues eso haremos, visitar la exposición tanto si te gusta como si no, recuerda que no estás en posición de elegir de manera que...

(A medio camino pasábamos al lado de la casa del libro y aún sabiendo que era una provocación entramos. Lo consideré necesario, ya no había nada que comprar: sólo mirar, pero no importaba, tengo que hacerla retomar su camino aunque me vaya la vida en ello. Y entramos. Se acomodó bien, creí que le resultaría más difícil pero me contentó el saber que aún encuentro a mi niña a ratos)

Acabamos viendo la exposición y luego fuimos a tomar algo, estábamos muertos de hambre. Entonces también quise provocar a ver qué pasaba y no entramos en cualquier bar sino que caminamos un rato y acabamos en el Círculo de Bellas Artes...¡Pero resultó, ¡ja! Le gustó estar allí.

Bien, parece que aún tiene arreglo la cosa.Vaya, parece que, por un momento, recupero el espíritu navideño y una pequeña alegría quiere asomarse en mi cara. (No es imposición de formas o maneras de ver lo que pretendo con esta niña, ¡noo! Es sólo que yo la crié, la amé y la amo y la cuidé con devoción y la vi crecer y estuve atenta y conozco sus deseos y su alegría ahora oculta, escondida, quizá en los pliegues de su alma enmarañada de tanta confusión inútil de tanto tormento innecesario, sólo es eso, sólo eso).

Sólo pretendo que recupere su camino perdido, olvidado, aparcado o qué sé yo. ¡Cuántos caminos ha desbaratado esta espiral de estupidez humana que se niega a abrir el círculo para dar cabida a cada ser!

En fin, debemos continuar con la representación; ya se acerca la hora así que aprovechemos para entonar algún canto navideño...

- Hacia Belén va una burra, rin rin, yo me remendaba yo me remendé, yo me he hecho un remiendo...

Y ¡bumm! ya se oye el estruendo de los cohetes y mil colores -los colores en los que deberíamos desenvolvernos a diario-. Ahora se reflejan sobre las paredes de un edificio de antaño que se apropia de ellos y nos los enseña para hacernos saber que es navidad. Si alguien se atreve a ser feliz...Que cada cual se atreva a lo que desee. Creo que quiero perderme de nuevo....

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me he perdido ¿por qué ahora hablas en femenino? donde está la corelación con la primera parte?