domingo, 6 de enero de 2008

Reflejos


Entre tres pasos te he perdido:
no más de a cuatro noches sin sus días.
Quise robarte, soñarte, suspirarte
todo cuanto temías
y yo debía arrogarme.


Cuerpo, mente, ente estúpida de versos
carisma de ostentoso
y plácido taconeo.


Ya no vienen los toros a la cava
vienes sus sienes cargadas
de locas granadas.


Ya te quitan el camastro
y su piel de arcabuz.
Sus rosas y sus pezuñas
cuelgan de un ojo con ira.


Yo soy la mácula y el gobierno de ese ojo
que miran con pena
y no sé si con desengaño
o con ternura apagada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un placer leer el manejo metafórico de tu pluma. Un abrazo

Anónimo dijo...

Javier:

Sabes? Me ha gustado esa forma en la que los objetos se tornan protagonistas y crean poesía.

Muy buen poema.

Saludos

Bismark