miércoles, 16 de julio de 2008

ERAMOS JOVENES Y VIEJOS BORRACHOS


Pepin y yo nos la volvimos a coger de manera tremenda. Siempre salíamos del curso como dos pobres cobardes esperando cobijo en alguna taberna. Agraciadamente, Perú o Colombia estaban con nosotros, porque allí estaba ella tras la barra del bar del perdido polígono dos semanas en San Sebastián de los Reyes. Evelin o Martina o algo así se llamaba creo recordar. Pero bueno, el caso es que dejamos nuestras mochilas del trabajo y empezamos pacientemente con unos vinos. Luego otro, y otro, y otro más. Así hasta que pasamos al alcohol duro y acabamos fumando marihuana en los tapetes del bar. Lo siguiente que recuerdo es que nos echaron de los dos transportes públicos que cojimos y que Pepin se reía de mi particular forma de andar, con mis dos piernas divorciadas y a su bola. Decía que andaba como Groucho Marx. Bueno, la cosa tenia su gracia aunque el era un tremendo gordo, una enorme bola de carne. Pero éramos amigos de correrías y ¡que demonios! Nos sentíamos vivos y felices. No teníamos que dar explicaciones a nadie ni tampoco ese nadie nos la pedía. Al final, le perdí por el camino y acabe vomitando en cada tren que cojia y bajándome en la parada siguiente. Debí de pelearme con alguien porque mi cartera no estaba en mis bolsillos y en mi labio una pequeña comisura de sangre bajaba hasta la barbilla.

Todo esto tiene su gracia porque hace apenas unos días habían rechazado mis colaboraciones para Asertos sobre política exterior y la agencia grafica Estok tampoco había aceptado mis fotografías sobre la manifestación pronazi. Lo cierto es que la vida era bella aun así. Tenía dinero todavía en los bolsillos. Pequeñas monedas que juntadas me hacían soñar con otro trago de ron, o tal vez un buen chato de vino. Un marques de Cáceres, un Ribera del Duero, que mas daba.

Cuando llegue a casa, conseguí desprenderme de todas las ropas y meterme en la cama, no sin antes conseguir unas buenas líneas que al día siguiente no supe descifrar en mi pequeño cuaderno de notas, pero que yo sabia que había escrito. Así lo recordaba.

Debía ser de día cuando desperté porque tenía un picor sobre la nuca que me impedía retomar el sueño y la ventana estaba abierta de par en par. Las viejas medallas de deporte que tenia colgadas cerca del cabecero de la cama repicaban contra el somier de hierro y me impedían abandonarme con la cogorza. Entonces me hice la firme promesa de que no bebería como lo había estado haciendo en los últimos tiempos. La palabra para cualquier persona que no entienda la filosofía del buen beber seria salvaje y descontroladamente. Pero yo cada vez estaba mas convencido que lo hacia para lograr la paz interior que no me proporcionaban las drogas como el LSD de esos puñeteros esnobs hijos de chapistas.

Ahora Sonaba el teléfono en la mesilla. No paraba de vibrar el jodido aparato y me preguntaba porque no había sido capaz de perderlo entonces en un viejo callejón o tirarlo a una fuente o tal vez exponerme con gusto a que me lo robasen. Era Pepin, se había metido en un lío otra vez. Estaba en Carabanchel. Necesitaba dinero para la fianza. Allí fui a por el. Pague y salimos los dos. Cruzamos la calle, torcimos por la esquina de la Correderia Baja y nos metimos en el primer bar cercano a la Cava. Pedimos dos cervezas. La rueda seguía, te lo dije, éramos jóvenes y teníamos dos almas de pugiles desgastados. Era tan solo un asalto más en la vida. Ahora tocaba saltar otra vez al ring, mientras nos bebíamos nuestras jarras frías y yo escribía tu nombre sobre las gotas de agua del vidrio. Hasta otra darling.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay frescura narrativa, un hilo narrativo bien conducido y el argumento, original y atractivo. Me ha gustado.


Un corial saludo ,Diego Javier Oruña


javier

Anónimo dijo...

Por primera vez he podido leer un texto tan largo sin pararme ni un momento. Me encantaría que continuase. Realmente escribes genial, te conocí a través del tuenti y ya me he aficionado. Muy buen texto si señor!

Un saludo..!

gonzorum dijo...

que pasa gran cabronni ,bueno javi lei tu relato y decirte que ya no soy una gran bola de carne ajajajaj
menuos pedos la verdad,he bajado 21 kilos,estoy en forma ,bueno que este verano estaba un poco psicodelico y se me iba la almendra,espero estes birn mi correo ya no es el mismo pues se me jodio el pc,espero estes bien,empece un blog lo jodido no estas para que lo veas y corrijas como las torrijas
busca por gonzorum y es el blog venga groucho un abrazo