martes, 15 de julio de 2008

¡Nos vemos!


A veces no se como empezar una buena frase. O tan siquiera comenzar a escribir algo que sepa que ha salido de mi y lleva mi sello. Tengo la sensación de perderme en un mundo de sombras. A medio camino entre las siluetas de las personas y mis ojos y labios cosidos a una careta de cuero.

Tengo una cicatriz en la mejilla que siempre digo que es porque me caí cuando era pequeño pero en realidad no recuerdo porque fue. Si no me queda la memoria para recordar estas cosas no quiero nada de mí. Es curioso cómo logramos despreciar nuestro cuerpo y someterlo a una profunda dejación cuando el alma que lo posee lo azota sin castigo. Eso que llamamos alma, debe de ser la conciencia, los sentimientos, un mágico mix de emociones que nos permite hacer las locuras mas inimaginables y llegar hasta los estadios mas altos de la degradación humana.

Vaya por delante que todo quedará entre estos papeluchos estrujados. Pese a que el otro día casi vuelvo a no contarlo te escribo estas líneas. No se si muy sobrio o muy ebrio de amor. Pero si que al menos cuando te escribo, el folio parece puntear por sus bordes tus facciones. No necesito que lo pienses. Tan solo decirte que me marcho. No puedo decirte que muy lejos porque ni tan siquiera yo lo se. De momento, te digo que me estoy bebiendo un café bueno del Fila Siete mientras miro a través de sus cristales empañados.

Hace buen día. El sol esta ya alto. Hay un negro al lado de la puerta vendiendo CD’s y Paco, el politoxicómano, parece haberse despertado de la siesta en el banco y ya anda pidiendo un cigarrillo. Pago un 1,10 por este maíz tostado. Ya nos veremos. Hasta pronto. Y yo salgo con la luz atravesando las copas de los árboles pegándome en la cara, mientras me pierdo por la calle de atrás.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes escribir, amigo. Dominas la técnica. Además, sabes atraparle al lector. Es una pena que no esté más concurrida esta avenida literaria de los relatos.


Un cordial saludo , Diego Javier Oruña


javier

Anónimo dijo...

Creo que es un relato magnífico, atrapante, enriquecedor. Disfruté al leerlo.
Patricia Torres