viernes, 18 de julio de 2008

Té caliente, por favor


Ríete, ríete mucho hasta que tus mejillas se sonrojen de vergüenza.
Hasta que dejes de pensar
y te pierdas en la propia oscuridad de tu boca.
Tómate entonces a la ligera
la mirada de las gentes concurriendo a tu alrededor,
sus cabezas cambiar de sentido y posarse en tus facciones límpidas
y juveniles. Amantes de lo propio y de lo ajeno,
aunque más de nuestro fuero.

Sólo entonces, iré a llamarte,
o esperaré tu voz apagada,
cuando tus costados ya se hayan relajado
y no te duelan de reír.

Encuéntrate conmigo.
Vale,
te invito a una taza de té caliente como en los viejos tiempos.
¿Tal vez en la Cebada? ¿Tirso quizá?
-Sin azúcar, dirás tú.
Y yo reiré llegado ese momento antes de preguntarte
¿Porqué ese por qué?
Oh...
-Porque ya sé llorar cada vez que río,
deja que lo tome así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Versos de nostalgia y recuerdos, me gustó leerte, besos.

Montse Oleart

Anónimo dijo...

Un poema muy original, que he disfrutado de comienzo a fin...
Silvio Rodrigueto