sábado, 19 de julio de 2008

CONSIDERACIONES II


? El alma se ennoblece con la pena porque tiende a estar sola y a sentirse sola rodeada de gente, aunque luego ella te esté esperando con un bonito paraguas de colores apostada en una esquina, tal vez en un banco. Tal vez, a ti.


Si todavía no te ha quedado claro, saca la regla y el cartabón, es fácil. Mira amar es algo así como no saber que se está amando. Uno se siente pobre, desdichado de la noche a la mañana. Y, a la siguiente, es un matemático capaz de formular cualquier cuenta que te incluya a ti sobre el viejo encerado de la escuela. Amar es preferir escribirte precisamente con los viejos lápices de colores mordisqueados a hacerlo con tu Olivetti o con tu ordenador. Es callar y acomodarse en el propio silencio a escuchar su conciencia. ¿Qué dice? Claro, tantas y tantas cosas. Que si tu ropa, que si tu mirada. ¡Pero cómo no va a pensar en ti antes que en un mismo!

El amor es un centro esclavo sin espacios entre sí. No permite la duda ni la resonancia externa. Es curioso cómo se aleja de los doctores del extrarradio y tiende a palparse aquí y allá en nuestro pecho. Ningún amor tiene los pies feos si sabe caminar por la tristeza. Es como un anticuado rito que resurge cada año de manera puntual y lleva entenderse con la otra persona porque sí. Amar debe ser mentirse a sí mismo una y otra vez y coger el último tren de la tarde de camino a la casa de a quien se ama, a sabiendas que luego le tocará a uno andar hasta casa.

Debe ser la más bella de las ingenierías por estudiar. ¡Aquel castillo de papel me lo ponen ustedes aquí! ¡El señor que tiene el frondoso bigote que tenga cuidado con el torreón, que ahí debe ir ella para poder salvarla! ¿Lo vas entendiendo ahora?

Amor es pararse en los escaparates sin darse cuenta del precio o no tomarlo en consideración deliberadamente y e imaginarse qué prenda le quedará mejor. Picar el billete del autobús y perder nuestra mirada entre pelucas, peluquines y cabelleras de verdad como pretendiendo encontrarla en su final. Estar enamorado, como tú me dijiste a mí una vez, no es querer a otra persona como un peluche ajado y lleno de compasión, es retornar a solas con nosotros y escuchar los ecos de nuestra conciencia como el repicar de las cuerdas de una guitarra. Amar es sembrarse de dudas y despejarlas todas cuando ella levanta sus gafas de sol a la altura de sus cejas. Hacerse preguntas estúpidas y, por último, la más simple.

¿Quién podrá resistirse a unos labios de seda, a sus ojos parados y vencidos, y a su alma arrolladora y pausada? Nosotros no. Pues eso, es como tenerte sin tenerte, mientras yo apuesto por tu tacto en mi piel y tú por tu piel en mi tacto.

1 comentario:

El duende de la empresa dijo...

me encanta lo que escribes y como escribes..tienes talento..enhorawena!