sábado, 20 de septiembre de 2008

Paseando a ciegas


Y todo empieza por un lacónico "y"
O tal vez por un "espera..."
La historia es que me fui para volver,
dando pasos largos, bordeando las calles
y recordando cada acera.

Los portales ya no me nombran
pero se fugan de sus sombras
y proyectan la mía cuando me apoyo en cada farola
fumando un duro pitillo de picadillo.
Con el tiempo, fui apellidado
como aquel hombre que se fue
y viene de un mundo extraño.

No importa: ven conmigo.
Todavía me queda cierto apego a la vida.
Todavía soy capaz de sonreír en las noches de luna.
Te mostraré un teatro de sueños
con su platea y sus espectadores.
Allí el carro, más allá, quizá un mundo nuevo.
Ahora, sólo cenizas.

Prueba, llámala...
Luna, luna, luna,
que te dejaste robar todos tus secretos de alcoba.
Gitanos, mendigos, gente corriente de a pie
en sus camas de hospital resistiendo por vivir:
tendrás que resistir.

Todos te harán suya en un momento dado.
No tendrá tiempo para hablar
cuando entres en cada casa,
te cueles por cualquier resquicio de un puente
donde viven los derrotados,
o cuando alumbres cada cartón de aquellos
que se refugian dentro de los portales o en las cajas de ahorro.

Puta ciudad de sueños estériles. Y bella.
Para entonces, cuando todos hayan pasado,
y yo me haya ido con ellos,
dejaré tatuado en el último pasquín,
o en mis propios huesos:
"Madrid, ciudad del arraigo para los desarraigados".

Todo tuyo: vida de play back,
CDS perdidos en las estanterías que hablan de muchas cosas
y a la vez de nada que escucharás por otra boca que no sea la mía.
No es orgullo, es la necesidad de contarte esto
lo que me lleva a decirte
buenas noches, descansa.
Te quiero....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno esta, me encanto!, hasta me ronreí por algunos pasos qeu cuentas, era como estar viendolo, lo disfrute
Un abrazo, Monica

Bismark Estrada dijo...

Este me ha gustado

Saludos...

Bismark