viernes, 16 de enero de 2009

Batalla perdida


Un pueblo ya tiene su guerra en las calles de otro pueblo.
Un departamento en los despachos de otras cumbres.
Todo vuelve a ser real:
volvemos a hacer que nos amamos.
Regalamos un manto de metralla.
Todo vuelve a su cauce por el amor propio
y a una tierra.

La muerte viaja en cápsulas de plomo derretido.
Baladas que dibujan bellas cinturas estrechas
en el cielo y en el pecho asustado.
Ya no viaja en ambulancias blancas:
ya no hay túnicas
o mantas para tapar estos cuerpos.
No hay tiempo. No.

Me niego a pensar que
Las calles están guerra.
La batalla se libra en la conciencia de los hombres.
No hay conciencia. No.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Secretos


Esa etiqueta en blanco, sin escribir, seguro que tiene por detrás el número de sueños sin cumplir, las ilusiones que aún se suspenden de una fantasía y la pequeña serie de íntimas glorias en que nada el alma cuando te sientas a escribir, ¿no hay valor en todo ello, aunque no se estime en números ni en precio?

Rosalía Taborda-Carla

Anónimo dijo...

SALUDO JAVIER


Estimado Javier:
Las guerras lo único que siembra el pánico, deja grn desolación, destrucción, odio, venganza. Muy razonable tu poema
BASTE LA GUERRA............VIVA EL HOMBRE

mi cariño y respeto
mariluz