lunes, 19 de enero de 2009

Vete lejos pero no sueltes mi mano


¿Se puede desalojar a una persona de otra? Sí, definitivamente sí. Puedes intentar vaciar un cuerpo inerte. Sacudirlo, ajetrearlo, morderlo y quedarte a dentelladas con parte de esa persona, pero nunca lograrás sacar el ángel que lleva dentro por iniciativa propia. Las personas se van de otras solas. Con el tiempo, casi dejando de prestar atención al minutero.

Cuando se desiste hay ceniza: ascuas. Por eso a veces se tiene miedo a las diminutas partes de la existencia consumida como si fuera una servilleta de papel que todavía ruge de fuego. No hay explicación pero los cuerpos se van de otros rogando otra estación de Cercanías. Ruegan hasta que lo consiguen. Hablan, conversan con uno mismo como una pequeña voz de la conciencia.

Y un día dejan de hablarnos. No tengo la respuesta, pero supongo que es porque hacen que veamos sus males, sus defectos. Pero también sus aciertos y sus nostalgias. El caso es que se ese ángel se va de repente. Deja de consumir parte del alma ajena. Y esta vez tengo la sensación de que me he vuelto adelantar. Ayer se lo decía a evilla.

-Ves: ¡me siento como si me hubiera casado civilmente con una monja! No puedo evitar sentirme desubicado en el juzgado.

Y las ideas, ¿pueden desalojarse? Al menos, lucha por lo que crees..

1 comentario:

Anónimo dijo...

OHHHH, ¡Cuánto honor!. Me siento muy honrada porque me hayas incluido en uno de tus post sensibles e intimistas.