De veras que no fueron más de cinco minutos
asi que coge papel y lápiz
y ponte a copiar un corazón roto.
La descarnada historia de un tipo que no llora,
no por llanto,
sino por añoranza de sentir lo que sintió.
Agarra a ese...¡Impronunciable!
¡Vaya! ¡Se durmió!
Quizá, algún día te cuente algo más de este tremendo caradura
que siempre te amo
por milésimas de minutos
entre barra y barra.
Ahora, es la hora de las horas rotas
cuando todos se acuestan
y al día siguiente piden explicaciones
de qué ocurrió.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario