lunes, 22 de junio de 2009

Hombre que mira


Hay ciudades que melancólicamente se apagan a tiros:
Tienen el revolver sobre la mesilla de noche.
No hay manos ni dedos que aprieten el gatillo
Pero siempre hay uno que lo hace.
Ciudades que se resuelven levantándose cada mañana
Con sus peluquerías, barberías, carteros y gentes
Arriba y abajo hablando durante el día
Lo que no escuchaba sus confidentes la noche anterior.
Beben, se sientan en bancos, dejando pasar la vida,
Acuden religiosamente a sus ‘trabajos’, ya me entiendes,
Aunque los tengan y sean de un porvenir sano.
Me abandono a estas ideas,
O quizá no sé si calificarlas de pensamientos
No meramente interesantes,
Pero me asaltan como a Joseph Roth en la carrera de los seis días de Berlín en las gradas
Un día de verano
De un tal mes perdido en el calendario.
Observo todo esto, creyendo que en la senda de unos
Ojos que se perdieron en las aceras del desconcierto
Quizá todavía existan palabras para describir un mundo loco,
Un mundo corregible, todo sea dicho:
Porque si después de Birkenau, Bergen-Belsen o Dachau hubo palabras,
Y no de cera,
Y si hubo más seprumes que dijeron algo más
Y pusieron su cuerda de piano sobre los renglones torcidos de la locura,
Las pequeñas ciudades y aquellas que tampoco lo son,
También tienen derecho a existir.
Y esa es la grandeza, pienso, (mientras apago el cigarrillo sobre
Las losas del balcón), de esta vida, que hoy no puedo comprender
Y todo sigue su curso. Su inexorable curso.
Sin que el reloj dude o tiemble al compás de un mano que lo sostiene.
Ahí lo tienes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesantes reflexiones, amigo Javier


Mi abrazo
Vicente Fernández-Cortés

Anónimo dijo...

Un profundo poema, me ha gustado

Un abrazo poeta
Marcela Velez

gonzorum dijo...

que pasa javi estas de camarero? por ahi por esos mundos etilicos
bueno tio ahora entiendo mas lo que escribes,me suena, no se si estaras por aqui,este verano quizas nos veamos,un abrazo blodel