viernes, 30 de noviembre de 2007

SER UN PAR UNIDOS


Y dicen y replican los entendidos
que cuando se está cerca
de alguien a quien se ama
el corazón es ciego, mudo
y tiene las orejas cortadas.


Esta asonancia bien letrada
me convence hasta cierto punto.
Me explico: me debo
una parte de mi a mi par
y, sin embargo, siempre busco ese par.


Una vanidad pasajera
y en compañía que tenga
la decisión de hacerme creer más libre
y más humano.


Entiendo por humano
la simiente de personas anegadas
en gotas de rocío.
Los ojos burlones
y tiznados del calor de la mina.
Sinceros, recogidos, afables,
a horcajadas de nuestra mente.


Unas veces agrupados
en nuestro cuerpo desnudo
y ,otras, valerosos mástiles
de espadas capaces
de matar otras miradas.


¿Y qué decir cuando se acercan a otros ojos?
En el balls de luciérnagas
se descorre el amor y los temores.
Las partes por el todo acarrean
el enjugo de las humedades
y la herrumbre de las oscuras
y orgullosas almas.


Y detrás de todo, ¿qué queda?
¿qué matriz o cuota de persona permanece
y no envilece?
¡El cuerpo vacío, los miembros sin membranar!
Los vocablos libres
y disolutos sin boca ni sílabas.
Las alforjas sin cuero de castañas:
nosotros mismos, amigo.
Nosotros sin ser un par unidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una buena reflexión sobre uno mismo... Muy bien.

Un abrazo.

aris.