domingo, 18 de noviembre de 2007

UN DÍA CUALQUIERA


"Nadie de entre nosotros tiene el monopolio de la pureza de intenciones. Puedo combatir, en nombre de mi camino, el camino que otro ha elegido; puedo criticar los pasos de su razón- los pasos de la razón son inciertos-. Pero debo respetar a ese hombre, en el plano del Espíritu, si pena hacia la misma estrella.¡Respeto por el hombre! ¡Respeto por el hombre!...Si el respeto del hombre está fundado en el corazón de los hombres -siguiendo el camino inverso- terminarán por fundar el sistema social, político o económico que consagrará tal respeto. Una civilización se funda ante todo en la sustancia; primeramente es, en el hombre, el ciego deseo de un cierto calor. Luego, el hombre, de error en error, encuentra el camino que lleva al fuego. "

(CARTA A UN REHÉN, DE ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY)

Os dejo con el poema que he escrito a raíz de esta pequeña reflexión de este ex correponsal y aviador:

Uno dice: ¡voy a caminar
entre este pecho de raíles subterráneo!
¡A no descansar en mis horas
en más hombros lucidos
y acogedores!

Y siempre se vuelve al error
del cuerpo escombrado,
a los vagones de mirada cansada
y roidos por la senectud pasajera.

Uno nace parido por la tristeza,
como una bocanada
en un estuario de cobre
que moja los pies de barro de los árboles.

Uno yace en un relente de intemporarlidad,
rezagado y de rodillas,
en las elevaciones de lo alto,
entre los campanarios sin badajos
que claman al cielo
por otro día cualquiera.

¡Y qué si uno persigue una cosecha
de mirlos y de toros sin cornamenta
bajo una madrugada que madruga!

Será por otro día cualquiera...

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