viernes, 18 de septiembre de 2009

La mujer del barrio de la che


Perdón por la línea muda. Por los dientes picados sobre las comas. Por los signos de interrogación sobre las vocales. Por todo lo que tenga que nombrar y mis abarrotadas manos de sin razón no sepan, no quieran. Por los viajes, en los cáñamos de las playas, donde estén; por los reyes a destronar sobre balsas migrantes; perdón, otra vez más, porque hiciste en mi, amén, un mundo mejor y no supe gobernar.

Los soldados y los niños mueren en Kabul; en Herat; hay ingleses tomando té de Ceilán; burgueses de nueva burla y bula papal tomando lenguas de arena y haciendo de la ‘nueva’ civilización un viejo orden; hay vacunas que no llegan para la malaria en África y bocas que a dentelladas también se comen el grito. Por eso mi voz también es una cuerda en la penumbra bajo un viejo sol que se resiste a morir.

No hay comentarios: